Hemos intentado imaginar la Navidad perfecta: tradición, familia, el calor del hogar, momentos agradables, estar en armonía…
Y hemos descubierto que tiene un gran parecido al HYGGE, el término danés más de moda que define el placer de las pequeñas cosas.
Crear un ambiente cálido a base de una iluminación acogedora, escuchar música (y cuando decimos escuchar es escuchar, no poner música de fondo para hacer otras cosas), chimenea en el mejor de los casos y velas como requisito imprescindible. Probablemente conozcamos estas escenas como el ideal de una vida relajada y en paz, pero no tenemos ningún término que lo defina… La gente más feliz del mundo, según el informe anual de la ONU, sí tienen esa palabra y es HYGGE.
Sin tener una traducción literal, se trata de un concepto de calidez, de disfrutar de los placeres sencillos, de momentos relajados, normalmente en casa y en invierno. El gusto por lo hecho a mano: unos calcetines de lana, un jersey grueso tejido a mano y una taza de chocolate caliente... El hygge está muy relacionado con las tradiciones y el valor sentimental de algunos objetos. El interiorismo encuentra también en él una gran fuente de inspiración, si visitamos cualquier hogar danés es muy probable encontrar un rincón acogedor formado por una butaca con una mantita diseñado para leer o simplemente sentarse a contemplar. Pues bien, creemos que toda esta atmósfera de calidez es perfecta para la Navidad.
Pero atención, no solo de momentos de retiro vive el hygge. Podemos disfrutarlo en compañía cuidando los pequeños detalles para que tus invitad@s se sientan como en casa, por ejemplo, un mantel bien colocado, sacar a relucir la vajilla familiar, un detalle en cada servilleta o apagar la televisión para originar conversación. Y, si la situación lo permite, cocinar en compañía es ya nivel avanzado de hyggelig, por el simple hecho de hacer algo junt@s.
Os invitamos a sentiros cómod@s y relajados, a saber que está teniendo lugar un momento HYGGE y disfrutarlo todavía más…
¡Feliz NAVIDAD!