¿Quién debió idear el sistema para crear una tela tan complicada como el jacquard?, ¿Las máquinas de coser han sido siempre tan manejables? ¿Desde cuándo se empiezan a firmar los diseños como si de obras de arte se trataran?
Hoy es el Día del Padre y desde TiendaMercería queremos rendir un pequeño homenaje a nuestros padres, a los padres de la costura que han caído un poco en el olvido. Posiblemente las cosas serían muy distintas sin su legado…
Empezamos por orden cronológico hablando de Joseph Marie Jacquard. Nacido en Lyon en 1752, a él le debemos el telar programable con sistema de tarjetas perforadas que permite crear tejidos con repetición de dibujos, es el conocido como telar de Jacquard. Su historia es la de un inventor que no se dio por vencido, incluso cuando presentó su revolucionario telar en la Exposición Internacional de París en el año 1801, la reacción de muchos tejedores del gremio de la seda fue negativa, pues temían que la introducción del sistema de tarjetas perforadas limitara la mano de obra, así que pasaron unos años antes de reconocerse las ventajas del telar de Jacquard.
Hoy en día sería impensable no vestir nuestros hogares sin telas de jacquard.
Tener una máquina de coser en casa es imprescindible para l@s que amamos la costura, pero no siempre ha sido así… Hasta mediados del siglo XIX las máquinas de coser eran complicadísimas y se utilizaban de una forma industrial hasta que, hacia el año 1856, el neoyorquino Isaac Merritt Singer ideó un sistema de producir en serie las máquinas de coser utilizando el sistema de piezas intercambiables. Su éxito se basó en la practicidad de la nueva máquina de coser, más manejable para los hogares, y la opción de poderla pagar a plazos. Así fue como la Singer Sewing Machine Company se expandió de tal manera que, todavía hoy en día, sigue siendo la marca de referencia de las máquinas de coser.
La sastrería era un oficio más hasta que llegó Charles Frederick Worth, el conocido como padre de la alta costura. Este modisto inglés se instaló en París tras siete años de formación en Londres y en 1871 fundó su propia casa de moda. Pero, ¿cuál fue su verdadera revolución? El hecho de considerar sus creaciones como piezas de arte que, como tales, debían ir firmadas.
Gracias a dar tal valor a su nombre y, por consiguiente, crear cultura de marca (quizás sea también el padre del branding), concibió el sistema de presentar colecciones nuevas cada temporada, por lo que las clientas de la alta sociedad sentían el deseo cada seis meses de adquirir sus nuevos diseños. ¿Os suena este sistema? Pues sí, es el que todavía hoy rige las pasarelas de moda de todo el mundo.
Así que por estos y por todos, ¡feliz Día del Padre!