Acabamos de entrar en los años veinte, los dos mil veinte, y es la ocasión perfecta para rendir homenaje a la década que revolucionó por completo el mundo de la moda, sobretodo la femenina.
Ilustración de una flapper, de Russell Patterson
No podemos repasar la herencia que nos dejaron los locos años veinte sin antes hablar de las flappers, las jóvenes mujeres que desafiaron normas tradicionales bebiendo, fumando, bailando y, sobretodo, vistiendo de un modo distinto. Se cortaron el pelo al estilo bob (corte que por cierto está muy de moda actualmente), llevaban joyas llamativas y el largo de sus vestidos dejaba sus pantorrillas al descubierto…
Las telas de seda entraron por primera vez en escena para la clase media pero era un material demasiado caro así que la industria algodonera empezó a tejer voiles y popelines de algodón con aspecto vaporoso, ideal para el look de vestidos y blusas despegados de la cintura. Las telas de algodón fino se tintaron en amplias gamas de color: verdes, amarillos, rojos y azules que reflejaban modernidad y alegría, los tonos estridentes se combinaban con colores pastel, el color rosa era el rey, y el negro irrumpió en escena, vestir de negro ya no significaba estar de luto sino ir a la moda.
Imagen de la exposición Les Annes Folles que tuvo lugar en Moscú
La prosperidad económica conllevó la práctica de nuevas actividades de ocio como las vacaciones o el deporte, por lo que las prendas de punto empezaron a ser imprescindibles. Las mujeres tricotaban en casa, aparecieron las primeras revistas con patrones para tejer las prendas y hasta se fundaron algunos clubes sociales donde las mujeres iban a hacer media.
Imagen publicitaria, 1925
El movimiento artístico del momento era el art Deco que influyó por completo en la moda a través de sus formas rectas y el uso de elementos geométricos tanto en las siluetas como en la propia ornamentación de las prendas. De esta manera, los bordados, las plumas, los flecos y los estampados de autor contribuyeron a reflejar por completo la estética de la década en el vestir.
Vestido bordado del couturier parisino Jean Patou
En definitiva, ¿qué sería de nosotras sin la moda revolucionaria de los años veinte?